Gafas y Ojeras

domingo, 17 de noviembre de 2019

El perturbado del verbo, de Luis Henríquez Hernández

Los libros de relatos suelen ser una oportunidad perfecta para entrar dentro de  un mundo desconocido. Un mundo que intuyes empapa cada uno de los pensamientos de la cabeza del escritor. Cuando te pierdes en sus páginas, y lees entre líneas, puedes encontrar sus anhelos, su particular visión de la vida, su cúmulo de referencias culturales o, incluso, sus más escondidos miedos.
En esta recopilación de relatos el perturbado, acertado alter ego del escritor, se dedica a experimentar con todas y cada una de las ideas que parece que le inquietan. Desde criaturas demoniacas ávidas de conseguir el flaqueo de todo tipo de voluntades hasta los curiosos deseos de vida de un ser que no le encuentra sentido a su existencia. Pero, además de crear historias en esencia perturbadoras, se dedica a jugar con todo tipo de narraciones, pasando de relatos largos e incomodos en los que un personaje se dedica a vaciarse, literalmente, hasta encontrar su yo interior, a mostrar varios puntos de vista de una misma historia, recrear una onírica fantasía sexual o juguetear con la búsqueda de una explicación a la locura que parece formar parte de su cabeza. Incluso se atreve a homenajear a uno de los más grandes, en una deliciosa vuelta de tuerca a todo el universo que le rodea.
Y todo eso lo plasma de una manera fantástica, cercana y con la capacidad contagiosa que tiene para conseguir que entiendas todo aquello de lo que está narrando hasta hacerte sentir particularmente identificado. Lees una historia en la que ves como un ser necesita deshacerse de todo tipo artificios físicos para encontrarse a sí mismo y entiendes que tras esos relatos, algunos macabros, otro divertidos y todos interesantes, se esconde algo más.
Por eso, cuando lees historias rocambolescas como la del señor que pierde la cabeza o cuando entras dentro de mi historia favorita, Mis trastornadas voluntades, ves al autor está desnudándose ante tus ojos sin ningún tipo de rubor, dando muestras de que te encuentras ante algo más oscuro, sincero y real de lo que aparenta bajo tantas capas de sangre, sexo y, como no , rock and roll.

Son muchos relatos dignos de releer una y otra vez para sacar todo su jugo. Relatos no aptos para todos los estómagos pero que te harán estremecerte, carcajear y, en ocasiones, hasta excitar pero que, sobre todas esas cosas, te harán sentir que has conocido a un autor en toda su perturbada esencia.

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