martes, 1 de octubre de 2019

El extraño caso del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde, de Robert Louise Stevenson


Leer un libro de este calibre es siempre una delicia. Y eso que partes siempre con la desventaja de saber con certeza el desenlace y que toda capacidad de sorpresa que aporta la historia ya es conocida de antemano. La dualidad del Dr. Jeckyll no sorprende en ningún momento y, a pesar de eso, sigue siendo una historia que fascina.
Porque aunque el terror que pudo ocasionar la presencia del señor Hyde en el pasado siglo XIX haya sido superado en la actualidad, lo que cuenta Stevenson en esta historia va mucho más allá. No te sorprende que un ser sea capaz de pisotear a una niña o que de rienda suelta a sus instintos más bajos sino que, si lo piensas bien y eres capaz de leer entre líneas, descubres que tú no eres tan diferente de esa criatura tan espantosa.
Eso confiera a la novela un aroma universal que se queda impregnado en tu ropa para siempre. Te guste o lo niegues, cada uno de nosotros mantiene controlado dentro de sus posibilidades a un ser oscuro en nuestro interior. Lo controlamos, o no, de la mejor manera que podemos. Ahí dentro está esperando a salir a la mínima oportunidad. Lo puedes sentir cada vez que enciendes el televisor, cuando te cuenta tu compañero de trabajo sus últimas vacaciones, cuando el juez de un partido señala una infracción en tu contra, cuando te faltan seis números de tu boleto de lotería o cuando miras con deseo los pasos de tu vecina. Lo ves en las redes sociales cada día que pones un comentario a una publicación.
La grandeza de esta novela es que Stevenson escribe una historia eterna en la que relata quien serías tú realmente si dejarás libre tus humanos instintos. Una obra universal que analiza cómo pocas la profundidad del alma humana y que, precisamente por eso, es aterradora.

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