domingo, 29 de septiembre de 2019

Los Sauces. Algernon Blackwood



¿Cuál es la característica necesaria para que una historia dé miedo? Vete tu a saber, cada uno de nosotros puede sentirse más o menos atraído hacia un determinado tipo de recursos que nos atemorice sin que apenas nos demos ni cuenta. Desde la presencia de un ente espectral que escape a cualquier raciocinio a la sorpresa de un humano como tú que porte en sus manos un machete ensangrentado.
El miedo es una sensación personal y tiene un componente psicológico que determina su intensidad. Cada uno de nosotros tiene unos niveles de sugestión variables acordes a su experiencia y a su capacidad de asombro. ¿Cómo  puede un genio de la escritura ser capaz de sugestionar a lector y hacerle sentir parte de la historia que está narrando? Pues ahí está la clave y el mayor secreto de los grandes escritores del género. Algernon Blackwood consiguió inspirar (y aterrar) a contemporáneos suyos de la talla de Lovecraft y una muestra del cómo lo conseguía se encuentra en este relato de Los Sauces.
Y no es que la historia sea muy rebuscada y con miles de sorpresas. Aquí se repiten las artimañas que maneja con asombro Blackwood. Las fuerzas de la naturaleza, o lo que sea que hay en ellas, no están muy de acuerdo en que invadas sus territorios. Nada más y nada menos. Pero es que la forma que tiene de narrar las pesadillas naturales que tiene este increíble autor son dignas de estudio. Árboles que susurran entre ellos y que parecen moverse, aún sin la presencia del viento, sonidos extraños, sombras inesperadas, cambios en el terreno y latidos cardiacos que se muestran en los rostros. Todas y cada una de las descripciones que se narran en este libro acongojan sin que seas consciente de lo mal que lo estás pasando. 

Y cuando un libro consigue eso, es que realmente es muy bueno.

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