lunes, 30 de septiembre de 2019

Micosis, de Enerio Dima




El terror tiene muchas caras. La mayor parte de las historias terroríficas nos presentan una amenaza que viene para llevarnos a lo más profundo de la oscuridad. Estamos indefensos ante su presencia y poco podremos hacer ante la posibilidad de una muerte inminente.
Pero existen otro tipo de historias que, a poco que te metas en ellas, son aún más aterradoras. La reconoces porque te sientes plenamente identificado con el personaje que las protagoniza. En esas historias tu mente se ve envuelta por un tipo de amenazas ante las que no te servirán los crucifijos, las balas de plata, el agua bendita o ser la última de las personas que se enfrenta a ellas. Son amenazas reales que puedes vivir en cualquier momento, si no lo estás haciendo ya.
Y en esta novela de terror ese tipo de amenazas está presente en cada una de sus páginas.
Y no es que no haya amenazas externas a la protagonista, que las hay. El mismo título de la novela deja bien claro que  la tranquilidad en esta pequeña obra va a brillar por su ausencia. Una infección devastadora aparece y no tiene pinta que  vaya a ser sencilla de controlar.  Y eso siempre genera tensión y, con la tensión, viene el miedo. Un miedo a lo desconocido, a la incertidumbre, al presente inmediato y a un futuro indefinido.
Pero cuando te metes en la piel del personaje que conduce esta novela, cuando la acompañas a esos baños a sentarte a solas con ella, cuando miras en su espejo y te ves a ti mismo reflejado...tiemblas.

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