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domingo, 17 de noviembre de 2019

La guerra de los mundos, de H.G.Wells

Los clásicos de la historia de la literatura alcanzan esa consideración por méritos propios. Tienen esa fascinación mágica que consiguen que todos los que se enfrentan a sus páginas experimenten la sensación de que, lo que estás leyendo, es diferente a todo aquello a lo que antes te habías enfrentado. Avanzas entre sus páginas asombrándote de nuevas ideas, maneras de narrar, personajes sorprendentes con los que te puedes sentir identificado o tan solo disfrutas de como el autor ha sido capaz de construir un universo mágico y compacto que permanecerá en tu memoria para siempre.
Y todas esas virtudes las puedes encontrar en una obra como esta. La osadía de presentar una invasión alienígena de este modo, teorizando acerca de sus motivaciones, describiendo el tipo de mecanismos que les permiten un viaje a la Tierra tan complicado, diseccionando la anatomía orgánica de unas criaturas  desconocidas de otro planeta...Wells da una lección magistral de como sería ese supuesto enfrentamiento tan desigual contra una especie claramente superior a la humana.
Y lo hace de una manera tan fría que a mi no ha conseguido engancharme. Vas leyendo una tras otra las páginas y lo que te encuentras es una descripción pormenorizada de todos y cada uno de los detalles de esa invasión marciana. Y no me cabe duda que es una narración tan realista que, por fuerza, tuvo que ser aterradora en su época. No deja ningún cabo suelto. Puedes apreciar como la humanidad va quedando poco a poco reducida a una mínima expresión. Como recalca el autor, somos hormigas ante una amenaza como esta. Pero a mi, ese análisis, se me ha hecho eterno.
Soy consciente de que me enfrentaba a una historia conocida y sabía en todo momento como se iba a desarrollar, su particular desenlace y las características que la convirtieron esta obra en un clásico universal. Quizás este ha sido la razón por la que no he conseguido meterme de lleno en esta historia. Sin embargo, al leer la segunda parte de la novela, al bajar al suelo y acompañar al protagonista en todo lo que ocurre durante la segunda parte de la historia , te das cuenta que el libro puede emocionar lejos de tanta descripción fotográfica. Aunque, en mi caso, había llegado demasiado tarde.

Una novela necesaria, fantástica y transgresora que a mi se me ha hecho eterna.

martes, 1 de octubre de 2019

El extraño caso del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde, de Robert Louise Stevenson


Leer un libro de este calibre es siempre una delicia. Y eso que partes siempre con la desventaja de saber con certeza el desenlace y que toda capacidad de sorpresa que aporta la historia ya es conocida de antemano. La dualidad del Dr. Jeckyll no sorprende en ningún momento y, a pesar de eso, sigue siendo una historia que fascina.
Porque aunque el terror que pudo ocasionar la presencia del señor Hyde en el pasado siglo XIX haya sido superado en la actualidad, lo que cuenta Stevenson en esta historia va mucho más allá. No te sorprende que un ser sea capaz de pisotear a una niña o que de rienda suelta a sus instintos más bajos sino que, si lo piensas bien y eres capaz de leer entre líneas, descubres que tú no eres tan diferente de esa criatura tan espantosa.
Eso confiera a la novela un aroma universal que se queda impregnado en tu ropa para siempre. Te guste o lo niegues, cada uno de nosotros mantiene controlado dentro de sus posibilidades a un ser oscuro en nuestro interior. Lo controlamos, o no, de la mejor manera que podemos. Ahí dentro está esperando a salir a la mínima oportunidad. Lo puedes sentir cada vez que enciendes el televisor, cuando te cuenta tu compañero de trabajo sus últimas vacaciones, cuando el juez de un partido señala una infracción en tu contra, cuando te faltan seis números de tu boleto de lotería o cuando miras con deseo los pasos de tu vecina. Lo ves en las redes sociales cada día que pones un comentario a una publicación.
La grandeza de esta novela es que Stevenson escribe una historia eterna en la que relata quien serías tú realmente si dejarás libre tus humanos instintos. Una obra universal que analiza cómo pocas la profundidad del alma humana y que, precisamente por eso, es aterradora.

domingo, 29 de septiembre de 2019

Un estruendo sobre las sombras, de Algernon Blackwood



En el mundo de la literatura existen ciertas historias que, desde el momento en que quedan publicadas, se consideran referencia en su género. Por su particular narrativa, por sus nuevos enfoques o por qué tiene ese halo especial que las diferencia del resto. O también, por qué no, porque impactan en otros autores y las elevan a los altares de lo esencial.
Y es que todo lo que escribió Blackwood sirvió como inspiración al indiscutible genio del horror Lovecraft. En esta novela nos encontramos dos de sus relatos y, tras leerlos, entiendes perfectamente los motivos por los que quedo enamorado de la manera de escribir que tiene este autor. 
Quien más o quien menos habrá leído o escuchado por ahí que el Wendigo es uno de los pilares básicos en la historia de la lectura de terror. Aquí está ese relato y conforme avanzas en él entiendes el por qué. Una narración angustiosa, que en base a pequeños detalles, sonidos, aromas, leyendas, te va preparando poco a poco para llegar al punto al que el autor quiere. Y, como seas capaz de entrar en esa historia, terminas por estremecerte. Porque lo que es o no este famoso Wendigo solo lo descubres cuando te introduces en esos bosques aislados de toda civilización y confirmas la historias a las que temen los indios del lugar. A mi, personalmente, me rompió los esquemas y me tocó esa fibra de las que están compuestos los grandes resortes del miedo.
Pero es que hay otro relato en este libro. Y ahí si que me voló literalmente la cabeza. Se llama El bienamado de los árboles. Y es una historia fascinante a muchos niveles. Por un lado, una demostración grandiosa de cómo aterrar con los elementos cotidianos. Aquí un bosque está vivo, o al menos lo parece. Conseguir transmitir esa sensación no es nada sencilla y, cuando lo lees, no haces más que sentir la presencia de esas troncos observándote, dispuesto a lo que su naturaleza desconocida decida. Pero...

...esa es una lectura. Una lectura brutal y totalmente recomendable. Pero...¿ y si el relato fuera una enorme metáfora de algo más cercano y habitual?¿ Y si la amenaza que acecha a la pobre señora Bittarcy fuera una de las torturas más cotidianas y repetidas en la historia de la humanidad, una tortura ante la que ni todo su amor ni la presencia de un Dios ausente pueden enfrentarse? Créanme que la doble lectura de este relato da para mucho, sin quitarle el terror que produce el silencio y el viento.

Los Sauces. Algernon Blackwood



¿Cuál es la característica necesaria para que una historia dé miedo? Vete tu a saber, cada uno de nosotros puede sentirse más o menos atraído hacia un determinado tipo de recursos que nos atemorice sin que apenas nos demos ni cuenta. Desde la presencia de un ente espectral que escape a cualquier raciocinio a la sorpresa de un humano como tú que porte en sus manos un machete ensangrentado.
El miedo es una sensación personal y tiene un componente psicológico que determina su intensidad. Cada uno de nosotros tiene unos niveles de sugestión variables acordes a su experiencia y a su capacidad de asombro. ¿Cómo  puede un genio de la escritura ser capaz de sugestionar a lector y hacerle sentir parte de la historia que está narrando? Pues ahí está la clave y el mayor secreto de los grandes escritores del género. Algernon Blackwood consiguió inspirar (y aterrar) a contemporáneos suyos de la talla de Lovecraft y una muestra del cómo lo conseguía se encuentra en este relato de Los Sauces.
Y no es que la historia sea muy rebuscada y con miles de sorpresas. Aquí se repiten las artimañas que maneja con asombro Blackwood. Las fuerzas de la naturaleza, o lo que sea que hay en ellas, no están muy de acuerdo en que invadas sus territorios. Nada más y nada menos. Pero es que la forma que tiene de narrar las pesadillas naturales que tiene este increíble autor son dignas de estudio. Árboles que susurran entre ellos y que parecen moverse, aún sin la presencia del viento, sonidos extraños, sombras inesperadas, cambios en el terreno y latidos cardiacos que se muestran en los rostros. Todas y cada una de las descripciones que se narran en este libro acongojan sin que seas consciente de lo mal que lo estás pasando. 

Y cuando un libro consigue eso, es que realmente es muy bueno.

Apocalipsis, de Stephen King

 Muchas veces cometemos el error de juzgar una historia en base a las ideas que nos habíamos formado en la cabeza. Nos adentramos en mundos ...